El liderazgo es ético cuando los comportamientos del líder son coherentes con los valores que verbaliza y esto impacta fuertemente sobre el comportamiento de las personas en las organizaciones y lo que logran. Es una de las mejores formas de liderar una empresa y de fomentar la productividad y creatividad de los equipos.

El liderazgo ético trae grandes beneficios para las compañías, pero esto necesariamente implica que el líder predique con el ejemplo y de a conocer los valores de la empresa inculcándolos en las actividades cotidianas ya que, el hecho de impulsar el propósito y la ética, también es una forma de abogar por las buenas prácticas dentro de cada uno de los procesos de la organización.

En un mundo donde la tecnología avanza permanentemente, cambia y nos cambia, la naturaleza humana permanece intacta. Por eso, un buen líder no solo debe medirse por lo que puede aportar a nivel individual sino también por ser capaz de sacar e impulsar lo mejor de sus equipos, desarrollándolos y comprometiéndolos con la compañía.

Lo anterior vuelve clave a la transparencia tanto en la comunicación como en la toma de decisiones, colocando a los colaboradores en el centro de la estrategia y potenciando la confianza y el autoconocimiento, sumado a la visión a largo plazo y el crecimiento personal además del profesional. Tanto para los líderes como para las organizaciones de hoy es fundamental entender que ejercer un liderazgo ético no se trata únicamente de hacer las cosas bien, sino también de la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, contemplando no solo a quienes forman parte de la organización sino también respetando a todos y cada uno de los stakeholders de la empresa.

Es así como la ética se convierte en redituable para las compañías, especialmente si pensamos en las pérdidas que puede provocar la ausencia de ella a causa de omisiones u errores disfrazados de buenas intenciones o de liderazgos, en apariencia, carismáticos.

En definitiva, si bien las personas son el alma de las empresas, las responsables de la generación, implementación y cumplimiento de buenas y mejores prácticas, no podemos olvidar que la responsabilidad que recae sobre los líderes no se basa solamente en el ejemplo que dan sino también en la forma en la que transmiten su mensaje. Es por eso que aunque todo el mundo debe hacerse responsable de su conducta, hacer las cosas bien, con ética, siempre será la mejor póliza de seguro para las empresas cada vez más conscientes de que hoy el camino es impactar de manera duradera y positiva en su entorno.