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Carlos Mendiola
Carlos Andrés Mendiola

¿Cuál es el meollo de la negociación en la huelga de actores?

Vaya, basta ver cómo Disney+ prácticamente se ha sostenido este año teniendo una serie nueva al mes que conserva audiencia en un par de mes.

Con la llegada a un acuerdo y el término de la Huelga de Guionistas de Hollywood, la expectativa creció alrededor de la de Actores, dando esperanza de un acuerdo próximo. En semanas anteriores hubo varias reuniones hasta las conversaciones se suspendieron y ahora todo parece indicar que para que se retomen habrá que esperar semanas, quizás meses. ¿Cuál es el punto medular de todo?

Desde luego el nuevo contrato entre la Asociación de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) y el Sindicato de Actores (SAG-AFTRA) incluye varios puntos medulares entre los que se encuentra un incremento al porcentaje de regalías, la definición de limitantes para el uso de Inteligencia Artificial y mejores prestaciones, entre otros, pero ninguno de esos puntos es el crítico. El ojo del huracán está en los servicios de streaming.

Los actores perciben una remuneración por participar en una producción. La remuneración va del mínimo establecido por el sindicato a montos mucho mayores para las súper estrellas y acuerdos de porcentajes por taquilla, entre otros. Luego, bajo el entendido de que los estudios y productoras siguen generando ingresos por dichos productos, los actores reciben un porcentaje adicional por ventas en otros canales de distribución (venta para televisión, servicios de transporte, en otros formatos), máxime si se considera que en muchos casos un título se vuelve más atractivo por contar con ciertas figuras en el elenco (Brad Pitt, Nicole Kidman, Johnny Depp, Tom Cruise, por citar algunos). El streaming ha estado fuera de la ecuación.

Cuando un actor trabaja para un servicio de streaming percibe su sueldo, pero luego no obtiene ningún beneficio por el éxito que el título tenga (como sí sucede con algunos bonos de taquilla, actores como Sandra Bullck, Gal Gadot o Tom Cruise han percibido más por dichos bonos que el propio salario inicial) ni tampoco por las vistas posteriores que se tengan del título. Por ejemplo, en Netflix no es poco común que algún título de catálogo, estrenado años antes, regrese al Top 10 por aniversario, como resultado de la popularidad del momento de un actor (como sucedió con las películas de Margot Robbie y Ryan Gosling tras el éxito de “Barbie”), la temporada u otro motivo. Los actores quieren que eso cambie bajo un entendido muy sencillo: todos participan de la hechura del pastel, las rebanadas deben considerarlos a todos.

Ahora, el tema del que sólo se especula, pero no se tienen certezas pues no hay un órgano que los audite o información pública es cuánto éxito tienen realmente las plataformas. Los servicios se streaming crecieron significativamente durante la pandemia pues eran uno de los principales medios de entretenimiento. Sin embargo, con el regreso a la dinámica habitual las suscripciones han decrecido y también ha cambiado el ritmo de crecimiento. Disney+ no ha obtenido los resultados esperados (incluidas afectaciones a sus estrenos en salas) y Netflix, por primera vez, ha anunciado una desaceleración y hasta pérdida de suscriptores. Las medidas para optimizar han ido de retirar catálogo que no es visto y cuyo mantenimiento en la plataforma tiene un costo, cambiar las medidas para evitar que se comparta la cuenta o incluir publicidad en algunos paquetes.

El punto es, por un lado, que el modelo de negocio de los servicios de streaming no es rentable del todo. Los costos de producción son altos frente al ingreso por suscripciones. Netflix tiene, aunque de manera más modesta, menos estrenos y otros como Disney+, HBO Max, Prime Video, Star+ o Paramount+ tiene pocos estrenos originales al mes. Vaya, basta ver cómo Disney+ prácticamente se ha sostenido este año teniendo una serie nueva al mes que conserva audiencia en un par de mes y justo antes de que termine o la semana siguientes lanza una nueva. Películas nuevas, por ejemplo, ya son mínimas. Fuera de Netflix, ninguna otra plataforma tiene estrenos semanales llamativos o de alto perfil.

Por otro lado, los entretelones de las plataformas no son claros. La información que se comparte tiene que ver con el número de suscriptores, los títulos más vistos o los montos que invertirán en producciones, pero la realidad de los ingresos, egresos, balances y demás, no. Tampoco hay medidas o parámetros comparables entre unas y otras como podría ser el rating en radio y televisión y ello obviamente se refleja en la negociación. Los actores asumen que los ingresos son altos y probablemente lo sean, pero no tienen esa información. Vaya, en el propio nuevo contrato de guionistas hay información que quedó a discreción de las partes y que no será pública. Entonces, o son muchas las ganancias y prefieren ser discretos o son pocas y no quieren evidenciar el modelo. Cualquiera de los casos implicarán una transparencia que, uno, no están aún dispuestos a tener; dos, que inevitablemente hará que tengan y deban compartir el pastel que hasta ahora ha sido sólo para ellos.

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