Estos modelos de suscripción de pago representarían un esfuerzo de Meta por adaptarse a las políticas comunitarias en constante evolución, al tiempo que buscan protegerse ante el escrutinio de los reguladores. Sin embargo, es importante destacar que la compañía seguiría ofreciendo versiones gratuitas de ambas redes sociales que incluirían anuncios.
Aquellos usuarios de la Unión Europea que opten por suscribirse a estos modelos de pago disfrutarían de una experiencia libre de anuncios en las aplicaciones y sitios web de Facebook e Instagram. Aunque no se han revelado detalles sobre el costo de estas posibles suscripciones o cuándo podrían estar disponibles, la intención de Meta es proporcionar a los usuarios una alternativa a los servicios basados en publicidad.
Esta iniciativa de Meta se produce en un contexto en el que las regulaciones en torno a la privacidad y los datos personales se han vuelto cada vez más rigurosas en Europa, con la implementación del Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en 2018 y la próxima entrada en vigor de la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Mercados Digitales (DMA).
La estrategia de Meta en este sentido apunta a evitar futuras sanciones, como las que la empresa ha enfrentado recientemente. En mayo, las autoridades irlandesas impusieron una multa de 1.200 millones de euros a Meta por la transferencia de datos entre Europa y Estados Unidos. Además, en julio, las instituciones comunitarias prohibieron a la compañía la combinación de datos de usuarios entre sus plataformas, incluyendo Facebook, Instagram y WhatsApp, así como de sitios web y aplicaciones externos, a menos que obtuvieran el consentimiento explícito de los usuarios.
La adaptación a las diversas normativas europeas ha sido la razón principal detrás del retraso del lanzamiento de Threads en la región por parte de Meta. Además, en agosto, la compañía anunció su intención de solicitar permisos a los usuarios de la Unión Europea antes de mostrarles publicidad dirigida.
Durante décadas, el negocio de Meta se ha basado en ofrecer servicios de redes sociales gratuitos a los usuarios mientras vende publicidad a empresas que buscan llegar a sus audiencias. La posible introducción de un modelo de suscripción que permita evitar anuncios refleja la forma en que las empresas tecnológicas se están adaptando a las regulaciones internacionales de privacidad y la creación de un entorno en el que los usuarios experimentarán diferentes versiones de productos y servicios tecnológicos según la legislación vigente.